domingo, 12 de diciembre de 2010

No me jacto de mi buena suerte.-

Lo lindo de vivir de cabeza es que se me caen los rulos en forma de cortina, y mi pelo luce encantador.
Pero tiene sus desventajas, a veces olvido que tengo un blog que nadie lee y en el que puedo zambullirme dentro de mí y salir empapada de lo mejor y lo peor que tengo. Que es básicamente lo mismo. Las personas son lindas o feas según mi punto de vista, y sólo me rodeo de personas lindas. No uso parámetros estrictamente estéticos, pero de seguro son los que más influyen. Tal es el caso de mi mejor amigo, quién además de ser hermoso, es inteligente, es profundo, y en un año me cambió la vida; siempre son buenas las personas que nos cambian la vida, evitan la monotonía. Sus pequeños detalles me rescataron de horrores a los que una chica tiene que acostumbrarse. Por empezar, gracias a sus pequeñas mentiras comprendí que es un apasionado, y es peligroso enamorarse de un apasionado, puede ser lo mejor que nos pase en la vida.
Perdidos en una charla impersonal nos confesamos nuestro amor, y pocas cosas quedaron tan grabadas en mi retina. No me jacto de ser una reina de corazones, pero siempre es aburrido escuchar un te amo. Hay que elegir la exacta forma de decirlo, y él sabía definitivamente cuál era. La peor. Al no tenerlo frente a mí, se hicieron eternas las horas hasta volver a verlo, y cuando por fin lo hice, ví entre nosotros unas líneas de luz que nos unían para siempre. Y me sentí felíz.
Y caí en tantos tipismos absurdos que tengo miedo de que un día se terminen. Quiero volar por siempre a su lado, quiero que me siga empujando a volar. Todavía me cuesta creer que por una grata vez en mi vida, estuve donde tenía que estar.
Y que, por fin, hay un Sastre que va a remendar todas las heridas que la vida supo dejar.

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